Crónicas de un teórico en Paranal (2/3)

Preparando las observaciones con el amigo Pérez
La última vez les conté como fue nuestra llegada a la base de operaciones de Paranal. Esta segunda parte del relato de mi experiencia como "observador" (pueden ver la primera parte acá) es acerca de la preparación de una observación astronómica. Para tener el privilegio de usar semejantes telescopios, uno primero tiene que enviar una propuesta de observación donde se describe de manera precisa cuáles son los objetivos científicos y los recursos necesarios. Es un documento relativamente corto que contiene la esencia del proyecto y especificaciones técnicas acerca del instrumento (longitud de onda, tiempo de observación, configuración, tipo de adquisición de datos, etc.). Esa propuesta es luego evaluada por un panel calificado de (sabios) astrónomos que deciden a quién le atribuyen el tiempo de telescopio. Es importante notar que el tiempo de telescopio es un recurso escaso y muy preciado... No por nada los observadores suelen "pelearse" para obtenerlo. En este caso, nuestra propuesta había sido aprobada hace unos meses y, al ser una observación difícil, habíamos solicitado ir al telescopio en persona para la adquisición de datos. De hecho, en la mayoría de los casos, los astrónomos asignados del observatorio se encargan de efectuar las observaciones y luego envían los datos a los investigadores.

Foto tomada desde la cima del cerro Paranal.
A lo lejos se ve el océano Pacífico y el Sol.

Inocentemente yo pensé que una buena parte del trabajo previo ya estaba hecha... ¡No podía estar más equivocado! Una observación requiere varias etapas importantes que tienen que estar fríamente calculadas antes de subir a la sala de control:
    1) Definir el orden en qué serán observados los sistemas que uno desea estudiar. Esto se define mirando la intensidad y la posición de las estrellas durante la noche. Siempre es bueno observarlas cuando están bien altas en el cielo, pero nunca cuando están justo encima del telescopio (por razones de funcionamiento).
    2) Escribir los denominados OBs (observing blocks) que consisten en una serie de instrucciones que deberá seguir el telescopio. Esta etapa es un poco tediosa pero relativamente rápida.
    3) Tener una lista de estrellas "de seguridad" (backup targets) por si las condiciones se ponen muy fuleras. Esta tarea lleva un tiempo considerable ya que existen estrellas "bloqueadas" que no se pueden observar porque otros equipos de investigación las están estudiando. Hay básicamente dos motivos por los cuales no se puede observar. El primero es obviamente si hay precipitaciones o si la humedad supera un cierto nivel crítico de 50% a 70%. De ser así, cierran las cúpulas y ¡todos a dormir! El segundo es si hay demasiado viento. En este caso conviene no apuntar en contra del viento (algo parecido a lo que pasa cuando uno hace pis afuera...). Esto significa que si por ejemplo la estrella que desean observar está al sur y hay demasiado viento soplando en dirección norte, es mejor que observen una estrella que se encuentre en el norte.
    4) Finalmente, uno tiene que tener listos los programas (pipelines) que tratan los datos brutos del telescopio y los convierten en maravillosas imágenes. Nuevamente, olvídense de la representación romántica del astrónomo con el ojo pegado al telescopio... Hoy todo se hace por computadora.

Una vez realizados estos pasos, uno puede subir al telescopio para efectuar las observaciones. Nuestra noche de observación era recién la tercera noche por lo que preguntamos si la segunda noche podíamos asistir a la apertura de los telescopios y de paso charlar con los astrónomos allá arriba. Por suerte aceptaron nuestro pedido y subimos a ese lugar lleno de misticismo científico. Podrían objetar que mirar la estrellas es quizás unos de los pasatiempos más antiguos de la especie humana y que cualquiera puede admirar un lindo cielo estrellado donde sea que esté. ¡Tienen toda la razón! Sin embargo, la plataforma de Paranal reviste un interés particular ya que hay una concentración impresionante de telescopios gigantes equipados con tecnología de altísimo nivel. Son verdaderas maravillas tecnológicas.

En lo alto se ve el espejo secundario mientras que
en la parte inferior se puede ver el espejo primario
con su complejo sistema de óptica adaptativa
El telescopio que visitamos nosotros es el denominado Melipal que significa Cruz del Sur en la lengua de los mapuches (mapudungun). Con toda certeza, el momento más emocionante de la visita fue el momento de la apertura de la cúpula. Se abre una hendidura en el techo y la plataforma del telescopio empieza a girar mientras empieza a alzarse hacia el cielo. Es algo digno de ver: ¡una verdadera oda a la astronomía! En la foto de acá al lado pueden ver a qué se parece la "bestia". Está compuesta por 3 espejos (2 esféricos y 1 plano). El esférico primario (abajo de todo) es el que recolecta la luz proveniente de las estrellas y la envía a un punto focal situado arriba; el esférico secundario se encuentra suspendido precisamente en esa posición y envía la luz de nuevo hacia abajo; finalmente, un pequeño poste con un espejo plano a 45º en la parte inferior envía el haz de luz hacia el instrumento que lo analiza. Según cómo se oriente este último, uno puede usar diferentes instrumentos alrededor del telescopio. Lo que es realmente impresionante acerca del espejo primario (además de su tamaño: 8.2 m) es que posee un sistema de micro-pistones que lo deforman en tiempo real para corregir las perturbaciones debidas a la turbulencia de la atmósfera. Si desearan obtener más detalles técnicos acerca del telescopio y su funcionamiento no duden en preguntar. Intentaré responder de la mejor manera o los pondré en contacto con algún especialista :-)

¡Apuntando hacia los astros!
(...mirando la partida de ajedrez...)

Pacman cerrado mirando la puesta del Sol
Luego de semejante demostración, pudimos quedarnos dando vueltas por la plataforma principal donde se pueden ver 4 grandes telescopios de 8.2 metros y 4 pequeños telescopios auxiliares de 1.8 metros con cúpulas circulares (también llamados Pacmans). Éstos últimos tienen la particularidad que se pueden desplazar sobre rieles para poder hacer observaciones donde se combina la información de cada uno de los telescopios (interferométricas). Acá abajo pueden admirar la fabulosa plataforma de Paranal al atardecer. Para tener una idea de la dimensión de estas "bestias" busquen a la personita en la foto (altura = 1,77 m).

Vista panorámica de la plataforma con sus 4 grandes telescopios y los pequeños Pacman interferométricos


Despidiendo al Sol en Paranal
En la próxima y última entrega les contaré las peripecias y sorpresas de la noche de observación. Además aprovecharé para contarles el papel importante que desempeña un teórico (en este caso yo) en estos proyectos de observación.

¡Saludos telescópicos!

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