Carl Sagan: el gran "nómade"

Carl Sagan, un gran "nómade"
Fuente: Wikipedia
Como ya lo he hecho anteriormente en el Bestiario hoy quisiera compartir con ustedes un texto de Carl Sagan del libro llamado Un punto azul pálido. La última entrada fue acerca de la humildad del astrónomo y hoy será sobre los orígenes y las ventajas del nomadismo. Este grandísimo astrónomo trabajó activamente en temas relacionados con la exploración espacial y la planetología. Además de haber sido un gran científico, fue un excelente divulgador y el autor/presentador de la celebérrima serie Cosmos. En el texto a continuación, Carl Sagan expone de manera límpida varios aspectos característicos del nomadismo. En particular, postula que el nómade reprimido que llevamos dentro es la razón fundamental de nuestra insatisfacción (como sedentarios que somos).

Estos sus principales puntos:
1)  El humano es nómade por esencia.
2) La cooperación fue la clave de nuestra supervivencia.
3) El sentimiento nómade es universal y no se puede erradicar.
4) Hoy el nomadismo "sedentario" (?) genera insatisfacción.
5) ¡Acabemos con el sedentarismo y salgamos a explorar!

Adelante maestro:

Fuimos nómades desde los comienzos. Conocíamos la posición de cada árbol en cien millas a la redonda. Cuando sus frutos o nueces habían madurado, estábamos allí. Seguíamos a los rebaños en sus migraciones anuales. Disfrutábamos de la carne fresca, con sigilo, haciendo amagos, organizando emboscadas y asaltos a la fuerza viva, cooperando unos cuantos conseguíamos lo que muchos de nosotros, cazando por separado, nunca habríamos logrado. Dependíamos los unos de los otros. Actuar de forma individual resultaba tan grotesco de imaginar como establecernos en lugar fijo.

Trabajando juntos protegíamos a nuestros hijos de los leones y las hienas. Les enseñábamos todo lo que iban a necesitar. También el uso de las herramientas. Entonces, igual que ahora, la tecnología constituía un factor clave para nuestra supervivencia.

Cuando la sequía era prolongada o si un frío inquietante persistía en el aire veraniego, nuestro grupo optaba por ponerse en marcha, muchas veces hacia lugares desconocidos. Buscábamos un entorno mejor. Y cuando surgían problemas entre nosotros en el seno de la pequeña banda nómade, la abandonábamos en busca de compañeros más amistosos. Siempre podríamos empezar de nuevo.


Durante el 99,9% del tiempo desde que nuestra especie inició su andadura fuimos cazadores y forrajeadores, nómades moradores de las sabanas y las estepas. Entonces no había guardias fronterizos ni personal de aduanas. La frontera estaba en todas partes. Únicamente nos limitaban la tierra, el océano y el cielo; y, ocasionalmente, algún vecino hostil.

No obstante, cuando el clima era benigno y el alimento abundante estábamos dispuestos a permanecer en lugar fijo. Sin correr riesgos. Sin sobrecargas. Sin preocupaciones. En los últimos diez mil años –un instante en nuestra larga historia – hemos abandonado la vida nómade. Hemos domesticado a animales y plantas. ¿Por qué molestarse en cazar el alimento, cuando podemos conseguir que éste acuda a nosotros?

Con todas sus ventajas materiales, la vida sedentaria nos ha dejado un rastro de inquietud, de insatisfacción. Incluso tras cuatrocientas generaciones en pueblos y ciudades, no hemos olvidado. El campo abierto sigue llamándonos quedamente, como una canción de infancia ya casi olvidada. Conquistamos lugares remotos con cierto romanticismo. Esa atracción, sospecho, se ha ido desarrollando cuidadosamente, por selección natural, como un elemento esencial para nuestra supervivencia. Veranos largos, inviernos suaves, buenas cosechas, caza abundante; nada de eso es eterno. No poseemos la facultad de predecir el futuro. Los eventos catastróficos están al acecho, nos toman desprevenidos. Quizás debamos nuestra especie a unos cuantos personajes inquietos, atraídos por un ansia que apenas eran capaces de articular o comprender hacia nuevos mundos y tierras por descubrir.

[...]

En los tiempos que corren parece que ya no queda nada por explorar, al menos en el área terrestre de nuestro planeta. Víctimas de su notable éxito, hoy en día la gran mayoría de los exploradores prefieren quedarse en casa.

A mi juicio, hay una frase particularmente fuerte: "La frontera estaba en todas partes". Los invito a detenerse y pensar un momento en su significado profundo... Hoy en día me parece que hay cada vez más fronteras y que no sería malo volver a esas "fronteras" nómades à la Sagan. Para concluir, aprovecho la ocasión para rendirle un sentido homenaje a esos "cuantos personajes inquietos" a los que les debemos ese chispa exploradora que nos anima a todos. Es hora de acabar con nuestro sedentarismo y salir a explorar nuestro (y nuevos) mundo(s)!

Nomades du désert de Giulio Rosati (1858-1917)
Fuente: Wikipedia

¡Saludos nómades!

Comentarios

  1. Mi amigo fotógrafo Pato me mandó un lindo texto acerca de nuestro mundo nómade escrito por Bruce Chatwin y donde cita a Blaise Pascal (otro grande!). Gracias Pato por compartir :-)

    "IT'S A NOMAD NOMAD WORLD

    In one of his gloomier moments Pascal said that all man’s unhappiness stemmed from a single cause, his inability to remain quietly in a room. 'Notre nature, he wrote, est dans le mouvement... La seule chose qui nous console de nos misères est le divertissement.' Diversion. Distraction. Fantasy. Change of fashion, food, love and landscape. We need them as the air we breathe. Without change our brains and bodies rot. The man who sits quietly in a shuttered room is likely to be mad, tortured by hallucinations and introspection.

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